Cuando se habla del sadomasoquismo, siempre se piensa en actos de índole física, y tendemos a olvidar el componente de Dominación/sumisión, que no deja de ser algo ligado al comportamiento y por lo tanto a la psique y a las emociones.

Es muy importante que al principio, cuando una persona Dominante y una sumisa se conocen, hablen mucho sobre sus perspectivas, sobre lo que quieren y lo que no quieren, ese el momento adecuado de entablar lo que diríamos las “reglas del juego”. Puede haber personas que solo quieran un contacto físico, porque sean masoquistas o sean simplemente sádicos, y no deseen ni someter mentalmente a la otra persona, ni quieran ese tipo de humillación psicológica. No todo el mundo está preparado para ello, o no reúne las condiciones, o simplemente, no le apetece, lo ve como un mero juego sexual y no quiere ir más allá.

Esto no entraña más problema cuando dos personas pueden verse con cierta regularidad, pero cuando hay distancia de por medio, queramos o no, el componente “mental” de la relación toma protagonismo. Y además, que el conocimiento y la confianza han de ser más grandes, ya que no puedes ser testigo de la reacción que tus palabras o tus actos producen en la persona sumisa, y viceversa. Unas simples palabras mal entendidas pueden causar una reacción que no era la deseada, y causar más dolor del esperado. Pongamos por ejemplo, una sumisa que ha tenido un terrible día de trabajo y al llegar a casa está fatigada física y moralmente, su Dominante se conecta, también ha tenido un día malo, y ..., sin ninguno de los dos quererlo pueden desembocar en una situación perjudicial para ambos. El Dominante, está en una situación privilegiada para sacar su cansancio riñendo, castigando o humillando a su sumisa, aunque no sea consciente de ello, y la sumisa de dramatizar o potenciar en exceso cualquier orden o acto de su Amo ese día.

Ninguno de los dos querían que ese encuentro terminara así, pero en una sociedad en la que todos vivimos con stress, tenemos nuestras obligaciones, la distancia nos separa, puede darse con cierta facilidad. Por esa razón, es altamente importante que ambos se comuniquen lo que sientan, que haya fluidez, que si uno se siente irritado o de mal humor u otro se siente débil o cansado, lo digan sin miedo, todos somos humanos, e imperfectos. Que se entiende que malos días los tenemos todos, y hemos de saber trascender a ellos, poder hablar luego de eso distendidamente e incluso “reírse” de la situación luego, la risa es una emoción positiva, estimulante, que se debe practicar también. De no ser así, la situación se enquista, nacen sentimientos de miedo, de desconfianza, que jamás deberían darse en una relación basada en D/s. El Amo ha de notificar a su sumisa que su castigo terminó para que no lo prolongue más allá del tiempo necesario, y la sumisa ha de trabajar por hacer cosas que la distraigan, que la hagan feliz, y así no estar pensando todo el día acerca de ese “desencuentro”, y si persiste pensando en ello, plasmar sus emociones y sentimientos en un papel y releerlos al día siguiente. Eso será un trabajo doblemente beneficioso, al escribirlo, porque podrá desahogarse y sacar afuera su miedo o su pena, y al releerlo, porque la ayudará a conocerse mejor, a ver que lo que ayer era terrible, hoy parece ridículo, y así cuando vuelva a sentirse de esa misma manera, saber como reaccionar positivamente.

Es muy fácil decirlo, a la práctica es más difícil. Ambos deben poner de su parte, porque una cosa son unos azotes como castigo, y otra es el silencio como castigo, y ese es el más duro, ya que interactúa con nuestras emociones, y perdura a lo largo del día o las horas hasta que nuestro Amo nos vuelve a tratar con normalidad. Requiere una fortaleza emocional que de no tenerla, uno ha de trabajar por conseguirla si se quiere seguir en esto. No se obtiene de la noche a la mañana, es algo paulatino que solo superando momentos cono estos se puede ir consiguiendo. Ambos deben tener paciencia, la sumisa por fortalecerse, y el Amo por esperar que su sumisa vaya creciendo, ya que eso la hará más valiosa y más “suya”. Muchas veces se querrá tirar la toalla, pero al día siguiente, uno se da cuenta de que era un mal día, y que se vivió la situación exageradamente. Y el lado positivo, es que de eso aprendimos una lección, que no debemos nunca actuar en caliente, y que no debemos perder la fe en nosotros mismos y en la otra persona, que vuelve a salir el sol. Una vez superada esta situación, ambos saldrán fortalecidos y con más confianza mutua, así que paciencia y que ¿quién dijo que esto era fácil?

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